Siqueiros: arte proletario

22/AGOSTO/2019 | REVISTA CROM

Hablar de David Alfaro Siqueiros es, casi obligado, referirse a la rebeldía que guarda todo ser humano cuando no está de acuerdo con el comportamiento de la humanidad, ya sea en su tarea política, económica o social, entonces, surge el artista aguerrido y activo que llegó a defender los intereses del pueblo, desde su trinchera: el muralismo, hoy lo recordamos en esta edición de CROM Vanguardia Laboral.

El pintor y militar mexicano decía ser originario de Camargo, Chihuahua, pero su acta de nacimiento revelaba que, el 29 de diciembre de 1896, se había presentado vivo, el niño José de Jesús Alfaron Siqueiros, mejor conocido como David, quien se había cambiado el nombre por rebeldía al no comulgar con la religión católica.

Alfaro Siqueiros estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y formó parte activa de la Revolución Mexicana, en la que participó junto a José Clemente Orozco. En 1919 decidió viajar a Europa, donde exhibió el manifiesto: Tres llamados a los artistas plásticos de América, en el que expuso propuestas artísticas para dicho continente. 

Fue uno de los muralistas más aguerridos y activos en la política, lo que le costó su libertad al ser encarcelado en siete ocasiones. Fue parte de la huelga estudiantil en la Academia San Carlos y en la de la Escuela al Aire Libre. Fundó el periódico “El Machete” y el 1º de mayo de 1930 piso por primera vez la prisión. Su carrera como pintor siguió en ascenso y, cada vez, su técnica pictórica se parecía más a él, rebelde y experimental.

Fundó la Escuela Experimental Siqueiros en Nueva York, donde tenía alumnos como Jackson Pollock, pero más tarde se trasladó nuevamente a México para intentar asesinar a Trotsky. Sin conseguirlo, huyó a Chile para exiliarse y no ser encarcelado, pero años después, se vería involucrado nuevamente en una producción artística detrás de las rejas. 

El 9 de agosto de 1960, Siqueiros formó parte de una intensa persecución de la que se refugió en la casa de Carrillo Gil. Unos policías lo detuvieron por portar armas, promover la resistencia, proferir injurias y disolución social, puesto que el pintor pertenecía al “Comité de presos políticos y la defensa de las libertades democráticas”. Permaneció encerrado cuatro años y durante su estancia realizó numerosos bocetos. En 1962 el gobierno mexicano le dio una sentencia de ocho años, pero dos años después fue indultado. 

En 1922, José Vasconcelos solicitó a un grupo de artistas jóvenes revolucionarios que plasmaran en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México la imagen político, social y cultural del país. 

Considerado uno de los tres exponentes del muralismo mexicano, junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco, su obra es un reflejo de las tradiciones indígenas y populares: manos trabajadoras labrando la tierra, niños en el regazo de su madre, expresiones de fuerza, lucha y victoria impregnada de simbolismo y significado en un contexto político, social y cultural generadas por diversas líneas que crean dinamismo en la figura y sensación de movimiento.

 Algunas de  las obras de David Alfaro Siqueiros se encuentran en La Escuela Nacional Preparatoria (Antiguo Colegio de San Ildefonso), El Sindicato de Electricistas, El Palacio de Bellas Artes, La Universidad Nacional Autónoma de México y en Argentina, Filadelfia, Los Ángeles y Nueva York. 

Obras como “Muerte al invasor” convirtieron a Siqueiros en un irreverente de la política, pero también en un manifestante y artista que intentaba derrotar a la burguesía a través de la educación de las masas. 

Sin duda uno de sus murales más destacado fue un encargo que inicio en 1944, pintar un mural al interior del Palacio de Bellas Artes, obra cuyo título original era México por la democracia y la independencia y que fue inaugurada el 20 de noviembre, día que marca el inicio de la revolución de 1910.

En 1945, y para conmemorar la victoria aliada sobre el Eje Berlín-Roma-Tokio, el pintor decidió añadir dos nuevos tableros que acabarían formando el tríptico que ahora se conoce como Nueva Democracia, y que llevan los títulos de Victimas de la guerra y Victimas del fascismo.

El panel central de este conjunto está estructurado a partir de una representación alegórica de la libertad: una mujer encadenada con el torso desnudo y los brazos extendidos, que lleva una flor en la mano izquierda y una antorcha en la otra. 

Su carrera legendaria como muralista estuvo llena de obstáculos, desde la falta de recursos, como cuando en 1948 no pudo terminar el mural a Ignacio Allende, hasta ser perseguido, aprehendido y varias veces. 

Pero no todo fue negativo en la vida del pintor, también reconocido por sus obras al recibir el Premio Lenin de la Paz en 1966; además, ese mismo año fue galardonado con el Premio Nacional de Bellas Artes de México. 

Siqueiros adaptó numerosos murales a la arquitectura de varios edificios en México y el mundo. A partir de sus obras se convirtió en un símbolo del “arte proletario” y el mayor enaltecedor de los ideales revolucionarios. 

Siqueiros logró que nuestro país se transformara en una sede donde la política y el arte se fusionaran provechosamente. Él, no sólo fue un pintor, sino un organizador sindical, soldado de dos revoluciones y defensor de la democracia, quien a través del muralismo reinventó el arte hasta volverlo público para redescubrir la identidad del pueblo mexicano.  

David Alfaro Siqueiros decía que si la pintura estaba destinada a generar cambio, entonces debía hablar el lenguaje de su tiempo. Obras que reflejan la existencia del pueblo mexicano y de sus semejantes en el mundo, expresiones de  lucha, fuerza y libertad. 

David Alfaro Siqueiros falleció en Cuernavaca, Morelos, el 6 de enero de 1974. Su cuerpo fue inhumado en la Rotonda de las Personas Ilustres.