ESCRITOS SUBVERSIVOS

21/Julio/2016 | C.C. CROM

En el edificio marcado con el número 3 de la calle de Cocheras, en pleno centro de la Ciudad de México, la imprenta no para, el olor a tinta fresca sobre el papel inunda el espacio donde un grupo de valientes periodistas redactan notas que, ideológicamente, incendian las mentes y mueven la conciencia de un pueblo cansado de la explotación.
Hacía meses que Ricardo Flores Magón, había arrendado el cabezal del semanario antirreleeccionista de sátira política de excelentes ilustraciones: “El Hijo de El Ahuizote”, fundado por Daniel Cabrera.
El 5 de febrero de 1903, Ricardo junto con Enrique Flores Magón, Santiago de la Hoz, Manuel Sarabia, Benjamín Millán, Evaristo Guillén, Gabriel Pérez Fernández, Federico Pérez Fernández, Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama, Rosalío Bustamante y Tomás Sarabia, decidieron colocar un gran moño negro y escribir sobre la fachada del edificio que albergaba al periódico “la Constitución ha muerto”, en protesta por la precaria situación de la población y por la constante represión del Gobierno porfirista. Este histórico suceso quedó plasmado en una fotografía mundialmente conocida.
Ricardo Flores Magón, escribió en El Hijo de El Ahuizote: “Cuando ha llegado un 5 de febrero más y... la Justicia ha sido arrojada de su templo por infames mercaderes y sobre la tumba de la Constitución se alza con cinismo, una teocracia inaudita ¿para qué recibir esa fecha, digna de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría? La Constitución ha muerto, y al enlutarnos hoy con esa frase fatídica, protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, que con escarnio sangriento al pueblo que han vejado, celebren este día con muestras de regocijo y satisfacción”.
El grupo de periodistas sabía que ese sería el último acto de protesta, el Estado decomisó la imprenta, algunos fueron encarcelados y otros decidieron exiliarse en Estados Unidos de Norteamérica, desde donde realizaron toda su actividad políticá y editorial.
A 103 años de ese histórico suceso, el equipo de CROM Vanguardia Laboral visitó el lugar, hoy convertido en el museo, “La Casa del Hijo de El Ahuizote”, localizada en el Número 42 de la calle de República de Colombia, en el Centro de la Ciudad de México y que es dirigido por el Licenciado en Relaciones Internacionales por el Colegio de México, Diego Flores Magón Bustamante, a quien entrevistamos.
Diego nos cuenta que en la década pasada, guiados por una fotografía, junto con su padre decidieron buscar el edificio en la calle de República de Colombia: “La hallamos en pésimas condiciones y afectado aún más con el temblor del 85, fue en ese momento que se nos ocurrió la idea, aunque descabellada, de promover el rescate del edificio e instalar el archivo de Enrique Flores Magón ya digitalizado y abrirlo para consulta pública y gratuita”.
“Con el reordenamiento del Centro Histórico, en 2007, el lugar fue asignado a comerciantes, dimos la pelea y, aunque no ganamos, si convencimos a los comerciantes para compartir el inmueble, ellos ocupan la planta baja y el museo está en la planta alta”, nos dice el bisnieto de Enrique Flores Magón” mientras afuera del museo, la bachata de Romeo Santos se confunde con los estridentes gritos que los comerciantes lanzan al aire, intentando atrapar a los marchantes a quienes ofrecen sus productos chinos o invitándolos a degustar una comida corrida por 35 pesos.
¿Qué es, lo que revelan los archivos del museo?
-Un proyecto editorial sólido. Ellos contaban con una imprenta muy modesta, pero en cambio tenían un peso ideológico y periodístico de alcance internacional y subversivo. Por otro lado, el archivo deja ver la convicción de Enrique de que a Ricardo Flores Magón lo asesinaron y no como señala la historia oficial de que falleció por un paro cardiaco. Hay aproximadamente 20 mil piezas entre cartas, documentos, libros, fotografías y periódicos, la mayoría es del periodo posterior a 1911, en el que el grupo estuvo exiliado o algunos de ellos en prisión. Hay un expediente maravilloso que contiene las cartas que Jesús Flores Magón le envío a su madre cuando él se encontraba preso en la cárcel de Belén, además contamos con una colección “casi completa” del periódico Regeneración, el programa del Partido Liberal Mexicano de 1906, el manifiesto político de marzo de 1903, publicado en “El Hijo de El Ahuizote”, también hay materiales familiares como las cartas de amor entre Teresa Arteaga y Enrique Flores Magón”.
¿Cómo empieza a gestarse este sueño de recuperar el inmueble?
-Cuando presenté la iniciativa en el 2008, al Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México, el edificio había sido expropiado para el Programa de reordenamiento del comercio en vía pública, pusimos en marcha el esquema de cohabitación y desde 2012 en el inmueble conviven el Museo “La Casa del Hijo de El Ahuizote” y la Asociación de Comerciantes Vamos Armando una Mejor Forma de Vida. Restaurar el inmueble nos llevó tres años y fue hecha por el FCHCM, además participaron CONACULTA, el Ministerio de Cultura de España y la Fundación Harp Helú.
El director de “La Casa del Hijo de El Ahuizote”, comenta que el archivo histórico Enrique Flores Magón está abierto a todo público, sin ningún requisito ni identificación: “Aborrecemos la burocracia, porque cuando un acervo se convierte en una institución, encarcela los documentos y burocratiza su consulta, método que descarta a un número importante de personas y comunidades, quienes están excluidas del contacto con la memoria histórica, ¡Claro! existe un control sobre los documentos, además de que la consulta se hace en versión digital ¡imagínate! lo nervioso que estaría al prestar una carta escrita por Ricardo Flores Magón y dirigida a su mamá”.
Diego Flores Magón Bustamante hace una genealogía de “El Hijo de El Ahuizote” y la comparte con nosotros: “Cabe destacar que antes de la publicación de este periódico existió El Ahuizote, fundado por el liberal Vicente Riva Palacio con el que se oponía a la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada, cuando él cayó en 1876 derrotado por Porfirio Díaz, cierra el periódico porque consideró que su misión estaba cumplida.
Cuando Daniel Cabrera quiso abrir un periódico recurrió a Vicente Riva Palacio, retirado de la actividad periodística y le propuso reabrir El Ahuizote y según su testimonio, Riva Palacio le dijo, “no,” para evitarse problemas, póngale usted «El Hijo de El Ahuizote» y así, es como nace el periódico para oponerse a otro gobierno ahora el de Porfirio Díaz, criticándolo por su ejercicio dictatorial, defendiendo la Constitución de 1857 y la libertad de expresión.
En1892 aparece en la escena pública un heterogéneo grupo de estudiantes, en particular de la escuela de jurisprudencia (los Flores Magón, entre otros) y de la preparatoria nacional, se unen a una coalición de obreros para articular de manera espontánea, visible y amenazante un movimiento en contra de la cuarta reelección de Porfirio Díaz.
En julio de 1902, Jesús Flores Magón se desempeña como apoderado legal de Daniel Cabrera (ya muy enfermo) quien le presenta a su hermano Ricardo para que él se hiciera cargo del arriendo del periódico “El Hijo de El Ahuizote”, Ricardo integra a Juan y Manuel Sarabia, y a Librado Rivera, es el momento en que la trayectoria de “El Hijo de El Ahuizote”, se cruza con la trayectoria de un movimiento político que, poco después, se convertiría en el primer movimiento revolucionario del siglo XX en México.